En esta área se diagnostican y trabajan problemas como la ansiedad, depresión, crisis de pánico, desánimo y en general toda dolencia emocional que afecta a la persona en su día a día. Es un enfoque que permitirá al paciente obtener herramientas diversas y contextuales; que favorecen la integración de los diversos aspectos de la vida.
En este sentido se dejará de lado el concepto de lucha permanente con aquello que nos provoca malestar, para buscar estrategias que den sentido y resuelvan el conflicto interno que muchas veces nos mantiene estancados y agotados.
Acá se pondrá especial atención a la manera en que nos sentimos y como hemos aprendido a emocionarnos y por tanto cómo ponemos atención y nos explicamos del mismo modo aquello que nos hace daño.
En este sentido uno de los objetivos transversales es ampliar la mirada y con ello expandir la manera en la que interpretamos todas las circunstancias que nos acontecieron, nos ocurren en el presente y lo seguirán haciendo.
Este espacio terapéutico está centrado profundamente en la aceptación única e individual de la vida de cada persona, pretende generar cambios a partir de dicha aceptación y reconocimiento constante por lo que el trabajo tanto del terapeuta como del paciente es activo, dinámico y creativo; No pretende juzgar y por sobre todo la terapia es siempre a la medida, esto quiere decir, que siempre se ajustará a la individualidad e historia personal de cada paciente.